Sueños que van en bolsas de hielo al mar, colores sin mezclar, nada que contar..
Silencio que estás atento para atacar, nos enfrentas y te vas. No te he oído entrar.















viernes, 8 de julio de 2011

0807



-Venga, invéntate algo. Qué se yo... Que tienes que recoger la ropa de la azotea, que tienes que ir a buscar algo a casa de tu amiga que vive en el piso de arriba, que tienes que escaparte conmigo, di eso si quieres, pero sube... Tengo ganas de ti.
-No has dicho "tengo ganas de verte", sino "tengo ganas de ti".
-¡Sí, y te lo repito!
-Yo también tengo ganas de ti.

viernes, 8 de abril de 2011

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Conozco la sonrisa brillante de las mañanas, las tardes melladas, las desdentadas noches.
Se del aullar de gigantes en lumbres de aspa de molino, se del letargo de los sentidos entre el estruendo de monedas, se del néctar de las bocas y de su aliento en la nuca, se de las palabras inútiles como bolitas de humo, y de camas deshechas como lienzos desflorados, se de los bordes cortantes del canto herido, se de su demencial cordura.
Desconozco, sin embargo, ese rostro; vagamente familiar, que me mira a cada instante desde el espejo.

domingo, 27 de marzo de 2011

160310

Un martes como otro cualquiera, sin nada especial durante el transcurso de la mañana. Es la hora de salir, bajamos la cuesta hablando y riéndonos de cosas tontas. Llegamos al coche y empezamos a tararear la música de la radio. Se oye una voz que dice “cuando llegues a casa tienes una mala noticia”; ella nerviosa dice “¡que pasa…que ha pasado!”, yo seguía intrigada y la conversación seguía: -Ha fallecido un amigo tuyo. +¡QUIEN! –Un chico con el que estuviste el domingo… Se hizo el silencio y pasados unos segundos la digo: -¿Mario? No, no puede ser él Alba. +Es imposible, como va a ser Mario nonono, cuando llegue a casa te llamo. Me bajo del coche con un mal presentimiento, le llamo con esperanzas de que me conteste pero nada de eso ocurre, me entra una risa nerviosa y pienso “bueno igual lo tiene en silencio…” Empiezo a comer y al poco suena el teléfono… Es ella, está llorando “Sonia…era Mario”, no sé cómo reaccionar “¿qué dices? Que no, eso no puede ser”. Lloro con ella, ella conmigo, se tiene que ir, cuelga. A partir de ese día nada fue igual ni para ella ni para mí ni para nadie que le quería pero siempre estará en nuestro recuerdo.